miércoles, 30 de diciembre de 2020

APOSTEMOS POR EL 0

2020 se despide con mal tiempo. Frío y precipitaciones que pueden convertirse en copos. Una navidad con estas características se hace más entrañable a pesar de las molestias que pueda suponer. En estas navidades esto quizá sea lo único entrañable porque la situación pandémica nos mantiene alejados de toda celebración al uso de lo que estamos acostumbrados. Ya lo hemos dicho en varias ocasiones y lo estamos escuchando cada día en las noticias de la tele, radio y prensa. Este 2020 se despide como empezó. Bueno no. Ahora el comienzo de la vacunación nos hace atisbar el horizonte que no es poco.

Pero el cero del título no se refiere exactamente a la temperatura que esperamos sino al mágico número de contagios con que parece vamos a terminar el año. Es para celebrarlo en vista del horror que se nos está mostrando cada día y que está llenando trágicamente las Unidades de Cuidados Intensivos de muchos hospitales.

La cuestión es que en el comienzo de año y el transcurso del año que sustituirá al que acaba se mantenga ese cero, y esto nos compromete a olvidar las fiestas de Fin de Año como tuvimos que hacer con la Nochebuena y Navidad recién pasadas.

Da escalofríos pensar que teniendo la vacuna tan cerca cayéramos por un imperdonable descuido. No sé si el cero es buen número para elegir en la lotería del Niño pero estoy seguro que es una apuesta apropiada para apostar este fin de año. Hagamos un esfuerzo más. Cero fiestas para conseguir cero contagios. Feliz Año.

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viernes, 27 de noviembre de 2020

NAVIDAD CON CORONA



Si algo hemos aprendido en nuestro pueblo es que la relajación en las medidas de seguridad en esta pandemia que nos atormenta puede resultar fatal.

Si a principios de Octubre nos felicitábamos de la recuperación de infecciones que nos había sobresaltado en Agosto, Nuestro gozo cayó rápidamente al pozo del desánimo cuando nuestro Centro de Salud y Ayuntamiento nos informó de un brote con dos casos apenas nueve días después. Desde aquí todo se precipitó: varios brotes con un incremento incesante y con picos arriba y abajo de casos hizo ascender a cuarenta las personas afectadas.

Claro que la situación favorable de la que Minglanilla gozaba hasta entonces seguramente nos animó a considerarnos a salvo de lo que muchas localidades cercanas y del resto de nuestra comunidad y del Estado ya padecían en lo que sería la segunda terrible ola de coronavirus. Es evidente que bajamos la guardia, que nos consideramos inmunes aun sin inmunizarnos. Nos equivocamos.

También tenemos claro por nuestra experiencia que el contacto social y familiar sin suficiente precaución fueron focos determinantes. Las celebraciones propician contactos con el virus de manera más fácil. El corona se encuentra cómodo con nuestra pasión que supone el contacto con amigos y familiares y nosotros se lo podemos llegar a ofrecer en bandeja.

El caso es que las consecuencias son, en muchos casos muy importantes para nuestra integridad y la de los nuestros. Lo vemos a diario, no caben dudas, están ahí, en los hospitales y en sus UCI.

¿Merece la pena esperar para llegar? No sirve de nada disfrutar para dolernos luego desgarradamente con  la gravedad que suele acompañar a esta Covid 19 o incluso para no llegar, con la pérdida de alguien, y todos ellos tienen nombres y apellidos.

Ahora se ha abierto un debate, en mi opinión poco útil, con las medidas a adoptar para estas próximas Navidades. Cuántos familiares y no familiares se pueden reunir, si nos podremos desplazar o no, si los niños contarán o no contarán… Algunos incluso llegan al rizo del rizo si considerar a los niños medias personas o personas completas en el cómputo.

Este debate no cuenta o cuenta poco con la opinión de los expertos o intenta llevarse al científico a su campo. Nuestros dirigentes se debaten entre la necesidad de preservar la salud y la “felicidad” de la población. Muchas veces esa felicidad lo es en la medida de los intereses económicos, que con ser esenciales e importantes para la sociedad no conviene confundir.

Con todo entiendo que el debate se produzca en una sociedad democrática y de consumo como es la nuestra y se hace difícil creer en todo caso que las normas, cualesquiera que fuesen, lleguen a ser lo eficientes que se pretende si la actitud de la población no ayuda lo suficiente.

El descenso paulatino desde Octubre a Noviembre de casos en Minglanilla, hasta llegar al control casi absoluto de los brotes ha tenido que ver una vez más con la vuelta a la actitud responsable de la gente que la habitamos y que en alguna medida se había abandonado. No bastaron las medidas de las autoridades, se necesitó algo más.

No hay Navidad sin corona, la corona de la Natividad, de la tradición. Este año sabemos que habrá otra corona que nos hará celebrar diferente, que nos pondrá a prueba. El sacrificio de renunciar a nutridas celebraciones de familiares, amigos y compañeros no tiene otra misión que asegurar otras muchas celebraciones, esta vez sí, más nutridas, jubilosas e incluso bullangueras. Merece la pena esperar para llegar. Y esto,  ya digo, depende de nosotros.

Nuestro enemigo es el coronavirus, no las autoridades que debaten penosamente qué normas implementar sin enfadarnos demasiado. Todos sabemos que no hay barreras. Que no importa cuál sea la fiesta que celebremos ni si el lugar es una gran urbe o una pequeña localidad como la nuestra. Ni siquiera las normas que finalmente se implementen o impongan. Que la única barrera que pueda llegar a ser eficaz somos nosotros mismos. Lo sabemos.

Feliz y segura Navidad

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miércoles, 14 de octubre de 2020

YO SOY EL PROBLEMA Y LA SOLUCIÓN

 


Minglanilla se ha mantenido libre de coronavirus hasta que el 11 y 14 de octubre el Centro de Salud y Ayuntamiento nos advertían de la detección de 4 casos.

Si el artículo anterior en el blog celebraba la resistencia de Minglanilla, toca hoy lamentar estas infecciones que debe preocupar  a todos nosotros en la misma forma que el Ayuntamiento ha manifestado en sus publicaciones. Miércoles y jueves procederá a desinfectar con ozono comercios y edificios públicos y eso nos proporcionará más tranquilidad y seguridad.

Pero no conviene olvidar que todos debemos afrontar el problema en la seguridad que los pequeños o grandes descuidos o, peor desdenes de nosotros los vecinos de todas las edades, ayudan enormemente a propagar las infecciones y a poner en peligro nuestro bienestar y seguridad.

El enemigo no tiene por qué estar fuera, puede alojarse en nuestras casas y aprovechar nuestras pequeñas celebraciones y reuniones familiares. Lo sabemos y cerramos los ojos creyendo que es inevitable, pero realmente no lo es. Podemos, debemos poner en cuestión nuestras costumbres porque estamos en una emergencia y nos debemos a los demás. Sabemos que este virus no es una broma.

No salgamos sin motivo y sobre todo sin mascarilla bien colocada. Pero no es esto todo. Aún tenemos que recordar que la distancia social es imprescindible. Merece la pena un esfuerzo para que podamos dejar de hacerlo después.

Si yo soy el problema, yo también soy la solución. Como dice el comunicado oficial, esta lucha la ganaremos unidos. Adelante, Minglanilla.

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viernes, 2 de octubre de 2020

ADELANTE, MINGLANILLA

 


Esta segunda ola de coronavirus nos trajo algún que otro sobresalto, sin embargo la tónica de incidencia en nuestro pueblo se mantiene desde el mes de marzo a 1 de octubre estable.

El Centro de Salud comunicó al Ayuntamiento un contagio el 24 de agosto que fue rastreado y confinado adecuadamente y desde entonces no han vuelto a saltar las alarmas.

No podemos descartar que parte del éxito pueda atribuirse a la buena suerte, pero es indudable que los vecinos de nuestro pueblo debemos estar haciéndolo bien esta vez, pues no es de recibo achacar el cien por cien a la suerte.

Las recomendaciones de no salir de casa innecesariamente, usar mascarillas, lavarse las manos a menudo, no realizar actos ni reuniones masivos, ser precavidos en resumen puede ayudar a mantener a cero el contador del coronavirus. A esto hay que añadir la dedicación del personal del Ayuntamiento, Protección Civil, bomberos de la comarca, etc porque han desinfectado instalaciones, comercios, calles y plazas regularmente.

Hemos hecho un acto de sacrificio importante al no celebrar ninguna de nuestras fiestas más entrañables en el convencimiento de que cuando las retomemos lo haremos con la salud suficiente para disfrutarlas plenamente.

Los establecimientos han sido responsables al respetar aforos y utilizar medidas higiénicas adecuadas. Podemos sentirnos orgullosos de contar con este cero en nuestro marcador.

Los centros educativos han comenzado con buen pie. Han implementado protocolos anti covid en el profesorado y alumnado. También demuestran sentido común, sobre todo en unas edades difíciles para ser precavidos.

El personal de nuestro Centro de Salud ha estado atento a prestar todos los servicios de prevención y atención que se requería en cada momento.

Octubre es un mes difícil por la llegada del frío y por la actividad agrícola. La vendimia puede traer trabajadores a nuestros campos y el trabajo se hace más colectivo. No debemos por tanto bajar la guardia ni relajar las buenas costumbres. Realizar los servicios de la Cooperativa también necesita mascarillas o distancia social. Este maldito virus no entiende de situaciones especiales. Ojalá que podamos seguir felicitándonos, que podamos continuar sanos. ¡Adelante, Minglanilla!

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domingo, 30 de agosto de 2020

OCULTAR TODO DE...

 




Esta situación que estamos sufriendo no deja de proporcionar situaciones desconcertantes un día sí y otro también.

Ciertamente tenemos razones para el desánimo a la vista del incremento de casos Covid cada día y podría entenderse el enfado con nuestras administraciones que no aciertan en las medidas, pero también con muchos de nuestros conciudadanos que no cumplen las normas. Con todo, la nueva oleada de negacionistas, médicos por la verdad, y otras tribus que nos atacan en las redes sociales sobrepasa toda capacidad de comprensión.

El razonamiento más utilizado parece ser la minimización de la letalidad del coronavirus comparándolo con otras enfermedades comunes como el cáncer o la gripe, o por otras causas como el tabaquismo o los accidentes de carretera. No está justificado, pues la alarma, aquí no pasa nada, para qué las mascarillas y todo lo demás. Eso por no hablar de los que niegan directamente que el “bicho” exista (y esto a pesar en algún caso que la madre murió de esto).

Claro está que la gente que comparte estas razones no se para a pensar un minuto, porque si lo hiciese se daría cuenta que hace muchos años se está luchando contra el cáncer, por ejemplo, y en este sentido ha habido importantes avances; o que los gobiernos implementan planes para luchar contra la siniestralidad en las carreteras, se imponen normas de tráfico, se mejora la seguridad de los vehículos, se hacen mejoras en las carreteras. Es decir, se tiene en cuenta y se ponen medios. Ninguna de ellas provoca la saturación de los medios sanitarios porque ya está prevista su incidencia en la población. No sucede esto con la pandemia Covid 19 que es totalmente nueva, se extiende rápidamente, produce efectos devastadores en buena parte de la población y no tiene antídoto ¿Por qué una pandemia extraordinaria no ha de contar con medidas extraordinarias? ¿Cómo se puede negar las muertes y secuelas que se ven, que son relatadas en primera personas por familiares y afectados?

Las organizaciones colegiales de médicos han puesto el grito en el cielo y exigen contundencia con estas tribus negacionistas por el daño que están causando en la colaboración ciudadana.

Aún recuerdo que las ganas de fumar nos hacían aferrarnos a la teoría de que “también mueren los que no fuman”

No sé si habría que tomar medidas, seguramente con los profesionales de la medicina sí, no tienen derecho a ejercer ese dañino derecho de opinión, pero en todo caso, yo con mi Facebook ya las estoy tomando. Cada vez que veo algún comentario de este tipo, utilizo el “Ocultar todo de…” y en paz.

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domingo, 19 de julio de 2020

LA RULETA RUSA


Quizá hayamos sido demasiado confiados con el calor del verano y con la nueva normalidad, a pesar que lo de “nueva” sea ya sospechoso por sí mismo. El caso es que el coronavirus está arreciando este mes de julio en toda España y la sola buena voluntad de la ciudadanía no está siendo suficiente para controlar el posible desastre de la vuelta a empezar. Digamos alto y claro que falta solidaridad. Que el “yo primero” nos está dañando.

Que la edad media de los contagiados ahora haya descendido nos da una pista de los que mayoritariamente se relajan demasiado en esta etapa. Podrían tener la sensación de rebeldía sin graves consecuencias para ellos, aunque sería una falsa sensación. Este virus es una ruleta rusa y el que quiere experimentar la adrenalina del riesgo no puede olvidar que en ocasiones lleva a desenlace fatal.

La menor consecuencia de un disparo certero e inesperado podría suponer días y días de cuarentena echando a perder parte del verano. La mayor podría suponer lesiones pulmonares importantes y secuelas. Entre una y otra podría haber vidas familiares arruinadas, empleos perdidos, mayor precariedad económica, pérdida de amistades.

Está justificado que este peligroso juego esté fuera de la Ley. Dejemos todos la fiesta en paz por el momento y el año que viene dios dirá…

sábado, 18 de abril de 2020

EMERGENCIA


Que España está en emergencia por su estado crítico debido a la pandemia Covid 19 no hay duda. Que las emergencias necesitan planes de choque excepcionales tampoco se cuestiona, por eso es imprescindible un acuerdo de urgencia entre todos los sectores con capacidad de decidir en el país.

Por lo que respecta al estamento político debería aparcar sus programas de partido. La prevalencia de  la opinión experta es prioritaria ahora y ojalá se mantenga ya en el futuro para temas tan relevantes como lo es éste.

Los grandes acuerdos suponen grandes desilusiones porque nadie puede sacar adelante todos sus planteamientos. Todos tienen que aceptar renuncias importantes. Esa es la grandeza de la discusión.
La U.E. ya lo ha puesto en evidencia cuando apenas ha iniciado su acuerdo entre los países miembros. Es natural que el Norte no esté de acuerdo con el Sur, como lo es que los países más afectados reivindiquen con más vehemencia la solidaridad de todos. Es natural que el acuerdo no contente a nadie. Lo que se espera es que se produzca finalmente y que ayude realmente  a la supervivencia de Europa. Y seguro que llegarán a acuerdos válidos y útiles.

Algo similar es esperable a nivel doméstico. Los convocados al gran pacto deberían aparcar sus metodologías estrella, porque los objetivos no será difícil consensuar pero sí el cómo alcanzarlos. Todos tendrán que cortar de raíz los planteamientos programáticos de partido porque no serán válidos en las conversaciones. Los expertos tendrán que tomar asientos preferentes en este diálogo. La economía, la salud, el empleo, la atención social, la recuperación, la sostenibilidad, la prevención. La visión experta tampoco será unánime pero el saber, el razonamiento y la experiencia ayudarán a consensuar más rápidamente que los interlocutores políticos.

No empiezan bien los prolegómenos. La oposición hoy critica duramente las acciones de gobierno en esta crisis llegando al ridículo en su propio ensalzamiento al poner en la balanza los miembros de su partido que están colaborando activamente desde sus puestos de sanitarios o voluntarios, como si no los hubieran en los demás partidos. Todavía no son capaces de discriminar el interés común que dirigen a estas personas y que no tiene que ver con el partido donde militan  y el gobierno de hoy lo hizo así mismo con el que hoy es oposición en la anterior crisis del ébola, demostrando ambos así la incapacidad de crear sentido de estado. Tampoco lo hacen bien algunos independentistas al poner la independencia sobre esta mesa que no va de eso. Y, en fin, aún peor lo están haciendo los partidos que directamente se han autoexcluido del pacto, poniéndose así por encima del bien y del mal. No creo que calculen bien sus intereses, pues seguramente pasarán a ser cadáveres políticos para los ciudadanos, ansiosos de ver acuerdos de estado, alturas de mira. Afortunadamente hay alguna excepción, como el apoyo de Mas Madrid al Alcalde de Madrid.

Necesitamos unos políticos que renuncien a favor de un pacto de estado para luchar por el futuro de todos y en el que inevitablemente estaremos también todos los ciudadanos implicados. Ahora es esto lo que toca. Después, lo que corresponda en cada momento.

domingo, 5 de abril de 2020

LAMER Y MORDER


Un reciente artículo en la prensa informaba y ponía en evidencia la diferente actitud que había adoptado la oposición política en España con el resto de países de la Unión Europea en la crisis del Covid-19. Nuestra oposición se había mostrado crítica con las medidas y el trabajo gubernamental. Sin embargo, la oposición en Europa se había manifestado sin fisuras en el apoyo a sus respectivos gobiernos en la gestión de la crisis.

Para muestra un botón. Ante el anuncio de la Ministra de Exteriores de que Turquía había requisado un avión que transportaba equipo sanitario a diversas comunidades de España aduciendo que su país lo necesitaba, nuestros principales líderes de la oposición se mostraron críticos y, desdiciendo la actitud del Ministerio de Exteriores propusieron duras medidas como la denuncia internacional de robo del material o retirada del Embajador turco en Madrid, es decir romper relaciones diplomáticas con Turquía. Sólamente Ciudadanos pidió la recuperación de esa carga. Finalmente Turquía desbloqueó el envío tras las gestiones del Ministerio. Funcionó aquello de que “se consigue más lamiendo que mordiendo”

Nos parece lamentable la crítica política en estos difíciles momentos. Se apela continuamente al sentido de Estado, al apoyo pero de inmediato se añaden las condiciones, se mencionan las comisiones de investigación, la ineficacia.
No parece procedente en este momento esa actitud oportunista, insolidaria e incluso tediosa y exasperante para la ciudadanía por reiterativa. Es hora de cumplir con lo que se dice, remar en la misma dirección.

lunes, 30 de marzo de 2020

MINGLANILLA


Habría que mirar con inquietud que 4 de cada 10 vecinos de nuestro pueblo que han decidido hacernos llegar su impresión a través de la encuesta de minglanillaweb sobre lo que han observado del cumplimiento del confinamiento obligatorio (y obligado) que todos debemos seguir, opinen que nuestros convecinos no lo cumplan convenientemente. Por supuesto que la muestra no es representativa y carece de rigor en la metodología…pero ahí está. cuatro de cada diez lo piensa y eso debe ser por algo.

Seguir las normas no ha sido ciertamente nuestra mejor virtud colectiva pero en este caso no puede comprenderse, más sabiendo también la solidaridad que demostramos en los casos importantes y buena muestra son las palabras de agradecimiento de nuestro Alcalde a la colaboración de los ciudadanos de Minglanilla en esta crisis desinfectando, ayudando, aportando maquinaria y trabajo personal.

En un pueblo como el nuestro es mejor no empezar a contabilizar infectados. No nos conviene. No le conviene a ninguno, pero a los pequeños aún menos. Un solo caso se convertiría en pocos días en un porcentaje de afectados de proporciones importantes. Coincidimos en todos los sitios y conocemos a todo el mundo con los que podemos hablar y contactar de alguna forma.

La infraestructura sanitaria en nuestra región y provincia ya es bastante limitada. El hospital de Cuenca y sobre todo el de Albacete ya están al borde de la saturación y sin duda una infección amplia entre nosotros, que estamos tan interrelacionados por los orígenes familares no podría tener la atención que este gravísimo virus requiere de la sanidad pública. Pensemos que además de los atendidos por el Covid 19 la sanidad pública debe atender todas las demás urgencias y casos importantes ordinarios que se pueden presentar.

Casos hay de pueblecitos en España e Italia con identidad similar a la nuestra que lo pueden corroborar.

Pensar que estamos exentos por el hecho de estar insertos en una pequeña comunidad es un querer engañarnos. Un funeral fue el foco en Haro y un acto religioso lo fue en Torrejón. Una negligencia como reunirnos un grupo de amigos al amparo de esta costumbre tan nuestra puede llevar a la muerte a vecinos nuestros.

Si no nos quedamos REALMENTE en casa aislados por civismo, hagámoslo por solidaridad o, en último término por el egoísmo de no formar parte de esta macabra lotería que vemos cada mañana.
Esperemos que seamos capaces de reaccionar cuando aún estamos a tiempo.

martes, 24 de marzo de 2020

APROVECHANDO QUE EL PISUERGA PASA POR VALLADOLID


Por supuesto que cada uno de nosotros tenemos una opinión con respecto a la gestión de esta gravísima crisis sanitaria, pero precisamente esa extrema gravedad que supone una amenaza global de película de terror que en este caso por desgracia está basada en un hecho cruelmente real, necesita de nuestra capacidad de remar en la misma dirección, y esa dirección tanto sea más o menos acertada  indudablemente la tienen que liderar nuestras autoridades. Lo contrario sería un completo desconcierto.


El Presidente de Cataluña, con reconocida animadversión con todo lo que signifique estado español – debe estar preocupado con la pérdida de protagonismo de los valores que desea imponer aunque sea a costa del coronavirus y está intentando estos días de lanzar mensajes insolidarios en esta crisis, o precisamente aprovechándola, así que torpemente intenta lanzar el “hashtag” “#conlarepublicalopararíamosantes” o “#Españanoscontamina”como en su tiempo les funcionó el ya sin embargo obsoleto de “#Españanosroba”.

Por supuesto que ciertos científicos afines al Presidente pueden estar en el  convencimiento de la necesidad de paralización de toda actividad productiva o de cerrar las fronteras de la comunidad, pero no es menos cierto que científicos y expertos del gobierno, para bien o para mal, no se inclinan aún por esa opción que supondría de hecho la quiebra técnica del Estado. La quiebra que seguramente a Torra le serviría después para reivindicar la república catalana.

Queda por ver en qué resultará este amargo episodio nacional, pero de momento está poniendo de relieve los servicios que deben ser esenciales en el futuro y por tanto los que deberán dejar de considerarse como esenciales, los valores que deben primar, la solidaridad entre el pueblo y la unión en la identidad de una nación que lucha unida y con mando único. Todo lo contrario a los intereses del independentismo.

Y todo a pesar de que el Pisuerga continúe pasando por Valladolid, lo cual es una excelente noticia.

viernes, 20 de marzo de 2020

UN VIRUS VIRAL


Estos días hay al menos dos virus que estamos todos (o muchos) haciendo viral. Uno ya lo empezamos a conocer ampliamente por desgracia y lo hacemos a fuerza de no tomar precauciones de aislamiento social suficientes. El segundo son los bulos que inconscientemente hacemos virales con nuestras redes sociales. Algunos son bromas que pueden ayudarnos a sobrellevar esta incómoda situación de encierro y a poner algo de humor en la adversidad, pero otras pueden hacer mucho daño.

Podemos pensar que algunos bulos persiguen alertar de situaciones alarmantes y pueden tener la buena intención de servicio, sin embargo finalmente derivan en desinformación. Deberían haberlo contrastado antes de lanzarlo o no dejarse llevar por las emociones. Otros quizá persiguen objetivos oscuros como aprovecharse del pánico para obtener réditos: descréditos de personas o entidades, campañas para movilizar masas en una determinada opinión (política, económica…), vídeos para obtener beneficios publicitarios… Cuando consiguen que todos duden de todo, se consigue poder influir más en la opinión. En todo caso nosotros una vez más somos los encargados de facilitarlo reenviándolos por las redes sin haber hecho las comprobaciones mínimas de credibilidad. 

Necesitamos “no caernos de la higuera”. Cerciorarnos de la veracidad recurriendo a consultar en diferentes diarios o remitirse a fuentes oficiales antes de difundir es muy conveniente.

En varios países están surgiendo medios periodísticos de investigación que se ocupan de comprobar la veracidad de lo que se difunde. En España Maldita.es nos pondrá en la certeza o no de lo que leemos y nos lo demuestra. Así, en Valencia no van a fumigar desde el aire para desinfectar el coronavirus, Sanidad no ha mentido en sus informaciones sobre la incidencia, el audio de la médico que presentaba una situación apocalíptica y pedía suprimir medidas no tenía base,… en fin 216 mentiras, alertas falsas, y desinformaciones sobre coronavirus a 20 de Marzo…y seguiremos recibiéndolas. ¿Las difundiremos? No nos caigamos de la higuera.

jueves, 19 de marzo de 2020

STOP Y CORONAVIRUS


Dicen los expertos que la peligrosidad de no detenernos en un stop con visibilidad no es tanto el poder colisionar con otro coche, que todos sabemos que es posible, como el poder acostumbrarnos a esta actuación y automatizarla. Porque a fuerza de costumbre tampoco lo llegaremos a hacer en algunos stop sin visibilidad. Y aquí sí que tenemos peligro de colisión fatal. El ser humano es un ser de costumbres, debemos cuidar las buenas y eliminar las nocivas. Debemos ser ejemplo de los menores que aprenden de nuestros actos.

Quizá algunos puedan pensar que en las calles desiertas es fácil desahogar siquiera brevemente el encierro que se revela prolongado. El no encontrarte con nadie “disminuye el peligro de contagio”. En pueblos como el nuestro que está como todos “en medio del campo” es fácil hacerlo en caminos intransitados. Y sin embargo es muy peligroso. Como en el caso del stop, el peligro está en la costumbre que puede hacernos llegar a olvidar por qué estamos confinados en casa. El no encontrarte con nadie puede llegar a ser con “casi nadie”, con “algunos”, con “varios”… En la actual crisis, China nos ha demostrado que es posible llegar a superar este gravísimo problema con disciplina férrea.
Ahora toca quedarnos en casa y nada va a justificar el incumplimiento.

miércoles, 18 de marzo de 2020

CORONAVIRUS Y CIVISMO


La gravísima crisis sanitaria que afrontamos a nivel mundial también afecta a nuestra pequeña comunidad.

Se está poniendo en evidencia la interrelación entre ciudadanos del mundo. Ya nada frena una infección por muy remoto que haya sido su origen. También es evidente lo esencial que se ha revelado la actuación conjunta de los dirigentes y ciudadanos. Ninguna comunidad por muy pequeña que sea deja de tener importancia en la resolución de la crisis. Sin la actuación de todos sabemos que no sería posible la resolución de esta gravísima crisis. Un solo ciudadano infectado en una pequeña localidad extiende la infección  tan rápido como la pólvora.

Nuestro Ayuntamiento, como las autoridades nacionales y autonómicas, nos está dando indicaciones precisas y los minglanilleros estamos obligados a cumplirlas a rajatabla. Ninguno de nosotros puede ser causa de ampliar la infección. Los ancianos tienen necesidad imperiosa y los jóvenes tienen también necesidad de no ser transmisores. Tampoco ellos están exentos de peligro.

La crisis económica va a ser monumental y todos lo notaremos y todos vamos a tener que arrimar el hombro.

Hace poco, nuestro Alcalde informaba de actos incívicos con las instalaciones municipales de las que todos nos beneficiamos. Destrozos que menosprecian el esfuerzo de crear estos servicios, mantenerlos y reponerlos. No ha sido desgraciadamente la única vez que ha sucedido.

Nuestro pueblo no puede permitirse la agresión a la ciudadanía de estos vecinos incívicos. Ellos, los que sufren en silencio estos actos, callándose a pesar de saberlos, todos los demás que los sufrimos no vamos a tener recursos para solventarlos. No los permitamos.

Creo firmemente que sí será la última. Este virus nos va a hacer que todos nos replanteemos nuestra vida. Lo verdaderamente importante va a aflorar en los adultos y en los jóvenes. Ya lo está haciendo. Nos quedamos en casa por nosotros y por los demás, ciudadanos asiáticos nos regalan mascarillas y equipos de reanimación, la gente se ofrece a ayudar. Ya lejos de los que acapararon material quizá para obtener beneficio.  El civismo se va a incrementar. Ninguno de nosotros ya va a consentir ni admitir los actos incívicos e insolidarios. Esta crisis nos va a hacer mejores. Nuestra  sociedad va a crecer en los valores comunes a todo ser humano, independientemente del lugar de nacimiento, edad y opinión.
Que así sea.