Que España está en emergencia por su estado crítico debido a
la pandemia Covid 19 no hay duda. Que las emergencias necesitan planes de
choque excepcionales tampoco se cuestiona, por eso es imprescindible un acuerdo
de urgencia entre todos los sectores con capacidad de decidir en el país.
Por lo que respecta al estamento político debería aparcar
sus programas de partido. La prevalencia de
la opinión experta es prioritaria ahora y ojalá se mantenga ya en el
futuro para temas tan relevantes como lo es éste.
Los grandes acuerdos suponen grandes desilusiones porque nadie
puede sacar adelante todos sus planteamientos. Todos tienen que aceptar
renuncias importantes. Esa es la grandeza de la discusión.
La U.E. ya lo ha puesto en evidencia cuando apenas ha
iniciado su acuerdo entre los países miembros. Es natural que el Norte no esté
de acuerdo con el Sur, como lo es que los países más afectados reivindiquen con
más vehemencia la solidaridad de todos. Es natural que el acuerdo no contente a
nadie. Lo que se espera es que se produzca finalmente y que ayude realmente a la supervivencia de Europa. Y seguro que
llegarán a acuerdos válidos y útiles.
Algo similar es esperable a nivel doméstico. Los convocados
al gran pacto deberían aparcar sus metodologías estrella, porque los objetivos
no será difícil consensuar pero sí el cómo alcanzarlos. Todos tendrán que
cortar de raíz los planteamientos programáticos de partido porque no serán
válidos en las conversaciones. Los expertos tendrán que tomar asientos
preferentes en este diálogo. La economía, la salud, el empleo, la atención
social, la recuperación, la sostenibilidad, la prevención. La visión experta
tampoco será unánime pero el saber, el razonamiento y la experiencia ayudarán a
consensuar más rápidamente que los interlocutores políticos.
No empiezan bien los prolegómenos. La oposición hoy critica
duramente las acciones de gobierno en esta crisis llegando al ridículo en su
propio ensalzamiento al poner en la balanza los miembros de su partido que
están colaborando activamente desde sus puestos de sanitarios o voluntarios,
como si no los hubieran en los demás partidos. Todavía no son capaces de
discriminar el interés común que dirigen a estas personas y que no tiene que
ver con el partido donde militan y el
gobierno de hoy lo hizo así mismo con el que hoy es oposición en la anterior
crisis del ébola, demostrando ambos así la incapacidad de crear sentido de
estado. Tampoco lo hacen bien algunos independentistas al poner la
independencia sobre esta mesa que no va de eso. Y, en fin, aún peor lo están
haciendo los partidos que directamente se han autoexcluido del pacto, poniéndose
así por encima del bien y del mal. No creo que calculen bien sus intereses,
pues seguramente pasarán a ser cadáveres políticos para los ciudadanos,
ansiosos de ver acuerdos de estado, alturas de mira. Afortunadamente hay alguna excepción, como el apoyo de Mas Madrid al Alcalde de Madrid.
Necesitamos unos políticos que renuncien a favor de un pacto
de estado para luchar por el futuro de todos y en el que inevitablemente
estaremos también todos los ciudadanos implicados. Ahora es esto lo que toca.
Después, lo que corresponda en cada momento.
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