Dos noticias recogidas por la prensa en estas últimas semanas deberían hacernos reflexionar seriamente.
La primera, en Badalona, “Una niña de 11 años -ahora ya tiene 12- fue
abordada el 19 de noviembre en la primera planta del centro comercial Màgic de
Badalona (Barcelonès Nord) por seis jóvenes que la amenazaron con un cuchillo
para obligarla a acompañarlos a los lavabos. Allí la violaron y amenazaron de
muerte si chillaba. Los Mossos abrieron inmediatamente una investigación y
localizaron a cinco de los seis agresores, todos ellos menores de edad.”
La segunda tiene relación directa con ésta al,
presumiblemente, ser una consecuencia: “Sin duda, ha habido un antes y un
después de La Manada de Pamplona, que se ha convertido en un referente en este
tipo de agresiones
Desde 2016 hasta 2021, las violaciones en grupo han
aumentado un 54,4%, pasando de 371 casos a 573
El acumulado desde 2016 a 2021 da un total de 2.691 delitos
sexuales múltiples, según datos reportados por el Ministerio del Interior”
¿Qué está sucediendo?
Muchos expertos debaten que el modelo de educación sexual de nuestros adolescentes y jóvenes se basa en la pornografía. Ya hace mucho que la
pornografía luchó por abrirse paso en dictar modelos. Las revistas
pornográficas prohibidas circulaban ocultas de mano en mano y se escondían en
los lugares más recónditos e insospechados de los hogares decentes.
Sin embargo, el puritanismo hacía de las suyas en nuestro
día a día. En la escuela había
verdaderos conflictos con algunas familias por el simple hecho de mostrar en
clase de Ciencias el funcionamiento de los órganos sexuales masculinos y
femeninos. Parecía que hablar de sexo propiciaba el sexo precoz en niños y
adolescentes. Era una “incitación” al desenfreno.
Los padres evitaban esas preguntas molestas que los niños y
niñas pudieran hacerles con respecto a este tema “eso es cosa de mayores”. Así
que, como es natural, la educación sexual corría a cargo de “expertos”
compañeros de colegio, instituto o vecindario y como material de apoyo alguna
que otra revista porno de Alemania que había venido a parar ahí no se sabe
cómo. Y no hablemos de cuando un adulto con oscuras intenciones intentaba tomar
esa tarea.
Pero claro, ahora todo está multiplicado por cien. Según recientes estudios, los niños a los 8 años ya empiezan a tener contacto con la pornografía a través de sus móviles Smart que casi nunca son controlados por las familias. Además, es pornografía muy dura, donde la mujer es considerada objeto de placer aun a costa de una cierta violencia masculina y además los vídeos y directos son asombrosamente “reales” y a todo color y detalle.
Si seguimos escandalizándonos por las campañas de educación
sexual de los colegios u organizaciones públicas y no por este auge de
educación pornosexual, deberíamos cuestionarnos nuestro buen criterio.
Lo que ya es un hecho en otros países de nuestro entorno,
todavía en España tiene la categoría de “asignatura pendiente” y creo que es
hora de abordar el asunto con celeridad y buen sentido.
Es hora de reglar la educación sexual en el sistema educativo de nuestro país.
Nuestros niños deben convertirse en personas
suficientemente informadas y formadas en este tema con arreglo a las
características propias de la edad y desarrollo madurativo. Los maestros y
profesores deben ser formados adecuadamente para impartir estas metodologías y apoyados
por la sociedad en esta importante tarea que se les delega. Yo pienso que las
campañas de información sexual implementadas por algunos organismos públicos no
son suficientemente eficaces por varios motivos: Son campañas temporales y
territoriales y que por tanto afectan únicamente a un grupo determinado de
niños o adolescentes, sin una continuidad asegurada; están muy vinculadas a opciones políticas,
que con ser legítimas pueden deparar recelos importantes y, por último carecen
de la planificación general que es requisito imprescindible en todo plan
educativo, evaluación y revisión incluidas. Debe ser un consenso entre todos
los sectores políticos y sociales, diseñada por expertos educativos y a su vez,
asesoradas por expertos en sexualidad. Debe formar parte de los currículos educativos de todos los centros de Primaria y Secundaria y por tanto debería ser el Gobierno el que buscara el necesario consenso para llegar a acuerdo parlamentario.
Por otro lado, el debate sobre la prohibición de la
pornografía, como de la prostitución puede no llegar a ser fructífero porque en
una sociedad libre las prohibiciones deben ser muy medidas y puntuales y
sabemos que en gran medida no funcionan.
Cuando la pornografía deje de ser un referente en la
educación sexual quedará únicamente como instrumento propio de la libertad de
opción que como adultos tenemos reconocida. La Educación sexual en el
sistema educativo debe sustituirla cuanto antes.
Fotografías obtenidas por la AMPA El Salero