El debate sobre los deberes escolares no es nuevo. Ya se
venía produciendo desde hace muchos años. Los debates no obstante se han
recrudecido hace pocos días y han llegado a su punto más álgido con la huelga
de deberes convocada por una de las confederaciones de padres. Los niños que
han ido sin deberes debido a la huelga evidentemente no lo han elegido
directamente, sino que han seguido las directrices de sus padres que se han
adherido a este acto de protesta y presión y han desobedecido por tanto las
directrices de sus profesores que el día o días anteriores les habían encargado
estos trabajos para casa.
Por supuesto que la huelga de deberes es contraproducente.
La confederación de padres debería saber que la desautorización del profesorado
no reporta beneficios a sus hijos, a los que pretenden proteger, más bien es lo
contrario. La autoridad moral perdida por el maestro o profesor repercute muy
negativamente en la evolución del alumno.
Mucho se ha hablado del nivel académico del alumnado
finlandés y paralelamente del altísimo prestigio que los profesores finlandeses
tienen en la sociedad. Aquí junto a otros factores se centra la clave del éxito
escolar.
Por supuesto que no pretendo simplificar el tema. Esto no
tiene que ver con la conveniencia o no de los deberes escolares en el
aprendizaje de los alumnos. El debate es legítimo y necesario, como todos o
casi todos los debates, pero sea la que sea la conclusión a que podamos llegar
no podemos ignorar la inconveniencia del desprestigio del profesorado por parte
de la sociedad.
Los deberes escolares tienen defensores y detractores pero
quizá el debate debiera ir por el análisis constructivo.
El lógico respeto a la planificación escolar individual de
cada maestro para sus grupos de alumnos ha provocado ciertas situaciones que no
siempre han sido afortunadas. Por un lado, no todos los profesores tienen la
misma visión sobre el asunto. Los hay que cifran el éxito del alumno en su
capacidad de entrega a la realización de trabajo en casa y a la implicación
activa de los padres. En la clase, atentos pues no hay mucho tiempo en la
jornada escolar ni en el calendario escolar para desarrollar todo el programa,
y en casa el grueso del trabajo, o el trabajo como complemento indispensable.
Por otro lado no todas las familias son de la opinión de los convocantes de la
jornada de huelga de deberes. Más bien al contrario en ocasiones han conseguido
forzar al profesorado a encargar a los alumnos trabajo para casa. En algunas
ocasiones el prestigio del maestro entre los padres ha sido según la cantidad
de deberes que encargaban. “Este es un maestro fatal. No pone deberes”.
Quienes siempre han tenido la cuestión clara han sido los
propios alumnos. La alegría de verse sin deberes se contagiaba. Es normal.
Habían trabajado cinco horas escolares y en algunos casos una más de
extraescolares y a veces una hora o dos más de deberes hacía su vida muy
difícil.
Maestros y padres no suelen ponerse en su lugar y trasladar
esta dedicación de su “profesión” de escolar con la profesión desarrollada por
cada uno de ellos. Evidentemente se puede soportar y trabajos muy duros hay que
se soportan, pero no se pida que se haga con alegría. Eso queda sólo para los
supertrabajadores y superescolares, que son los menos.
¿Qué eficacia tienen los deberes escolares?. Mi modesta
opinión es que sí las hay pero bajo unas determinadas condiciones. El hábito de
estudio o trabajo individual diario en el espacio personal de su habitación o lugar
de estudio en casa crea sensaciones de responsabilidad y disciplina personal
que es muy beneficioso en la etapa de formación. Ha habido estudiantes que sin
tener condiciones adecuadas en casa se las han arreglado para buscar ese
espacio como buenamente han podido. Normalmente éstos han sido buenos
estudiantes y han aprovechado el tiempo. Pero, ¿todo trabajo es adecuado para
realizar en casa?. Evidentemente no.
El maestro o profesor dirige el trabajo del alumno necesario
para su formación en el aula principalmente de forma presencial. Ahí es donde
el alumno tiene la posibilidad de solicitar el auxilio del profesor para sus
dudas y donde éste tiene la posibilidad de observar la evolución y comprensión
del alumno en su aprendizaje. ¿Qué queda pues para casa?. Los padres no tienen
la misión de dirigir el aprendizaje escolar de sus hijos. Son muy importantes
como instructores en la formación de su personalidad, pero los contenidos y
objetivos escolares no son su competencia, incluso puede colisionar con la
programación didáctica del maestro. Por otro lado estando solo el alumno no
funciona el “ensayo – error” puesto que no hay forma de tener la referencia que
proporciona el profesor. Por lo tanto el trabajo del alumno debe ser diseñado
para poder desarrollarlo solo sin ayuda en casa.
Los deberes pueden constituir una autoevaluación de los
aprendizajes adquiridos previamente. Se ha trabajado el concepto y técnica de
la multiplicación y ahora va a comprobar si es capaz de realizar una o dos
multiplicaciones o mejor un problema de la vida diaria donde deba utilizarlas.
Hablo de una o dos y no más, en principio porque no se prive del tiempo de ocio
del alumno excesivamente, como no queremos para cada uno de nosotros mismos, y
en segunda y definitiva razón porque si el alumno no es capaz de realizar esos
dos problemas u operaciones no lo será con las dieciocho restantes que se le
haya impuesto en los deberes, y si por el contrario sí que fue capaz de
realizar, no necesita más, pues ya sabe que ha adquirido suficientemente los
contenidos y lo demás es tedioso y trabajoso sin necesidad.
Hay una forma de trabajo en casa que no es tediosa. El
trabajo orientado a la investigación y el trabajo artístico y creativo. Tienen
muchas ventajas evidentes. Son un trabajo agradable que proporciona
satisfacción personal y sirven para conseguir los objetivos educativos
programados por el centro o por el profesor. Las tecnologías a las que tiene
acceso una cantidad importante de alumnos facilita mucho este tipo de tarea. La
lectura voluntaria también es una buena opción.
Llegado a este punto considero que los centros escolares
como ente organizativo deben abordar el tratamiento didáctico del trabajo en
casa desde sus proyectos educativos. Las directrices que se tracen deben ser
respetadas por maestros y familias. En la enseñanza Secundaria además es muy
importante la coordinación de los departamentos para no sobrecargar de trabajo
a los alumnos, y lo mismo sucede en la Primaria con los equipos docentes.
El debate está servido. Seguramente ninguno de nosotros esté
en posesión de la verdad absoluta y que las opiniones de expertos en teoría de
la educación, profesores y familias deben ser tenidas en cuenta, analizadas,
sopesadas y reflejadas por los centros docentes en sus proyectos como
herramienta eficaz para la formación de nuestros alumnos e hijos.