Dicen los expertos que la peligrosidad de no detenernos en
un stop con visibilidad no es tanto el poder colisionar con otro coche, que
todos sabemos que es posible, como el poder acostumbrarnos a esta actuación y
automatizarla. Porque a fuerza de costumbre tampoco lo llegaremos a hacer en
algunos stop sin visibilidad. Y aquí sí que tenemos peligro de colisión fatal.
El ser humano es un ser de costumbres, debemos cuidar las buenas y eliminar las
nocivas. Debemos ser ejemplo de los menores que aprenden de nuestros actos.
Quizá algunos puedan pensar que en las calles desiertas es
fácil desahogar siquiera brevemente el encierro que se revela prolongado. El no
encontrarte con nadie “disminuye el peligro de contagio”. En pueblos como el
nuestro que está como todos “en medio del campo” es fácil hacerlo en caminos
intransitados. Y sin embargo es muy
peligroso. Como en el caso del stop, el peligro está en la costumbre que
puede hacernos llegar a olvidar por qué estamos confinados en casa. El no
encontrarte con nadie puede llegar a ser con “casi nadie”, con “algunos”, con “varios”…
En la actual crisis, China nos ha demostrado que es posible llegar a superar este
gravísimo problema con disciplina férrea.
Ahora toca quedarnos en casa y nada va a justificar el
incumplimiento.
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