El último artículo en este mismo blog sobre la Covid-19 terminaba, haciéndome eco de las palabras de Raúl Ortiz de Lejarazu Leonardo, Consejero Científico del Centro Nacional de Gripe de Valladolid con la petición de que en el futuro no invitásemos a nuestra mesa a la Covid-19 nuevamente. Me refería a la gran repercusión que en nuestro pueblo había tenido la tercera ola.
Volvemos ahora a oír sentencias que nos recuerda a la
pre-Navidad: “Salvemos la Navidad” se decía entonces “Salvar la S. Santa” se
oye ahora. ¿Estamos metidos en un día de la marmota?. Me refiero a la película que
en 1993 nos hizo reír con la vuelta una y otra vez en el tiempo aunque si Phil,
la marmota fuese capaz de
predecir lo oportuno de estos deseos en vez del tiempo que hará en primavera
nos sería muy útil, aunque pienso que realmente no será necesario. Creo que ya aprendimos
algo y es que las medidas que adoptamos en nuestras casas y reuniones en
Navidad no fueron suficientes para
evitar el batacazo. En nuestras calles se escucha ahora decir que el descenso
en casos de contagio que en este momento se reduce a ninguno por tres semanas
consecutivas es debido a la conciencia que la ciudadanía ha tomado de aquella
situación tan difícil vivida hace muy poco por tantos vecinos.
Según nuestra propia experiencia e independientemente de lo
que nuestras autoridades se decidan a hacer con la S.Santa, cabe decir de nuevo
que es a nosotros, solo a nosotros, a cada uno de nosotros a los que nos
corresponde evitar una cuarta ola. No sabemos si las comunidades autónomas se
pondrán de acuerdo o si cada una de ellas irá por libre, pero nosotros
deberíamos tenerlo claro: dejar la S. Santa para el año próximo. Claro que las
procesiones se van a suspender en todos los lugares, pero la fiesta de Pascua
sigue y es un periodo de descanso, de desplazamiento, de reunión, de
reencuentro. Aquí es donde tenemos el reto.
Los políticos quieren
que estemos contentos, que salvemos la Semana Santa y como la salud es
fundamental hacen difícil equilibrio de funambulismo.
Los científicos lo
tienen claro. "Es imposible en dos meses llegar a los niveles de nueva
normalidad" y permitir los vuelos nacionales. "¿Es que no hemos aprendido nada de las Navidades?", es
la cuestión que lanzaba no hace mucho el presidente de la Sociedad Española de
Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes), Tato Vázquez Lima, que confesaba
estar muy harto del "ninguneo" a su servicio, que se sirve de
voluntarios, y de la estrategia para
plantar cara al virus, sobre todo de "las bromas de mal gusto".
Margarita Del Val, prestigiosa epidemióloga que todos ya
conocemos por sus comparecencias en prensa ha hecho este anuncio en una
entrevista al periódico 20 minutos y ha desvelado cuándo será la cuarta ola de
coronavirus en España: "quizás a finales de marzo. Esto se producirá por la coincidencia del
valle en la notificación de casos de contagio con la celebración de la Semana
Santa: si hemos hecho planes para Semana Santa, no los cambiaremos,
nos reuniremos con gente, seguirá haciendo frío y habiendo actividad en
interiores, un cóctel peligroso para la propagación del virus".
Si pasase marzo sin repunte importante de contagios y,
puesto que la vacunación avanza, si bien no tan rápido como se quiere, pero
avanza, la economía estaría más cerca de salvarse que si queremos salvar esa
economía estas Pascuas y tuviéramos que aguantar otra dolorosa, letal y dañina
cuarta ola.
Muy buen artículo, bien traído por la situación que se nos avecina.
ResponderEliminarFelicidades
Gracias por tu comentario. Me alegra que te haya parecido oportuno. Saludos cordiales
ResponderEliminar