En este momento estamos inmersos en una espeluznante tercera ola de infección en España y en Europa y estamos pagando dramáticamente las consecuencias de la pasada Navidad. También aquí, en nuestro pueblo, nos llegó. No es, desde luego, que nos haya pillado desprevenidos. Ya todos lo sabíamos a pesar de que nuestras intenciones hayan sido siempre o casi siempre buenas. Lo hemos tomado como algo inevitable y quizá pensáramos que asumible. Sólo cuando el incremento tan espectacular de casos ha golpeado a nuestros hospitales y centros de salud dejándolos casi cao con los profesionales sanitarios al borde del colapso hemos empezado a dolernos. Sí, porque estamos empezando a conocer casos cercanos en los que lejos de resultar asintomáticos o con síntomas leves como la inmensa mayoría, han sido moderados, graves, muy graves y desgraciadamente en algún caso hayamos perdido a un ser querido. Todos en la pre Navidad lo sabíamos y llenamos nuestros muros de Facebook y twitter de mensajes de ...